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La biología única de la leche materna

Los humanos tenemos la leche materna más compleja entre todos los mamíferos. La leche de una madre humana contiene más de 200 moléculas de azúcares, mucho más que el promedio entre 30 y 50 encontrado en la leche de ratón o de vaca. El papel de cada uno de estos azúcares y por qué cambia su composición durante la alimentación permanece como un misterio científico, pero es muy probable que se encuentre relacionado al sistema inmune del lactante así como a su microbiota en desarrollo. Una Revisión de lo que se conoce y las diferentes actividades de la leche humana apareció el 19 de abril en Trends in Biochemical Sciences.

La leche materna es generalmente el primer alimento del bebé, pero muchas de las moléculas de azúcar en la leche no fueron hechas para alimentarlo. Los lactantes nacen estériles de cualquier bacteria en su aparato digestivo, pero al cabo de algunos días tienen millones de ellas y despúes de una semana, hay miles de millones. Los azúcares que vienen de la leche materna son usualmente los primeros compuestos que estas bacterias tienen como alimento, una comida gratuita cuyo fin es el de cultivar especies específicas de bacterias.

“El primer impacto que tiene la leche materna es el de favorecer la colonización del tracto digestivo por grupos específicos de bacterias que puedan digerir estas moléculas de azúcar,” dijo el coautor de la Revisión, Thierry Hennet, del Instituto de Fisiología de la Universidad de Zurich. “Los lactantes no tienen la maquinaria para digerir estos azúcares, así que son específicamente para las bacterias, es como un campo de siembra y la leche materna es el fertilizante.”

La leche humana también ayuda a desarrollar los fundamentos del sistema inmune del bebé. Después del nacimiento, la leche es rica en anticuerpos y moléculas que retrasan el crecimiento de bacteria dañina y coordinan la actividad de los leucocitos.

Después de un mes, cuando el lactante empieza a desarrollar por sí mismo el sistema inmune adaptativo, la composición de la leche materna cambia para que los niveles de anticuerpos maternos bajen a más del 90 por ciento. También hay una reducción aguda en la cantidad de azúcares, lo que indica menos selectividad para especies de bacterias. En cambio, la leche humana madura tiene un mayor número de lípidos y otros nutrientes que apoyan el crecimiento del lactante.

A pesar de la diversidad de funciones de la leche materna, los niños pueden crecer sanos con raciones limitadas o incluso sin haber sido expuestos a dicha leche, lo que genera preguntas controversiales acerca de lo que es lo normal cuando se trata de la lactancia materna.

La leche materna claramente reduce la mortalidad infantil y reduce significativamente el riesgo de tener infecciones de vías respiratorias o digestivas en el recién nacido, aunque hay poco soporte en cuanto a los beneficios a largo plazo. “Tenemos que ser cuidadosos al hacer cualquier recomendación” dijo Hennet, quien es coautor de la Revisión junto con Lubor Borsig, también fisiólogo en la Universidad de Zurich. “Por un lado la leche materna es el producto de millones de años de evolución y ciertamente posee los nutrientes óptimos para los recién nacidos, pero la pregunta es cuánto tiempo necesita de este soporte. Sentimos que las familias son las que tienen que tomar esa decisión, y no los científicos”.

Lo que los investigadores pueden hacer es continuar trabajando y comprendiendo el papel de todas las moléculas de la leche materna, algo que se ha vuelto mucho más sencillo con los avances en tecnologías de secuenciación genética. Se cree que los próximos años nos darán un nuevo entendimiento de las hormonas que contiene la leche materna y el papel preciso que juegan las poblaciones bacterianas que ayudan a cultivar en el tracto gástrico del recién nacido.

Thierry Hennet, Lubor Borsig, Breastfed at Tiffany's, Trends in Biochemical Sciences, Available online 16 April 2016  Ligas: Link